Miren ustedes, seguro que hay personas que al leer mis entradas piensan que exagero. Seguro que algunos dirán que mi inquina al Partido Popular desnaturaliza mis artículos. Y no seré yo quien me justifique y hable de mi neutralidad. Nadie es neutral y ¡ay de aquel que se cree objetivo y en posesión de una verdad única! Bastante tengo con luchar con mi pequeña y propia verdad.
Lo que ocurre es que para evitar que se llegue a ser sectario deberíamos, además de dar nuestra opinión, aportar datos objetivados. Los datos si que son innegablemente indicadores de una situación. Otra cuestión es la explicación de los mismos, que naturalmente puede ser sesgada.
Bien, pues a partir de estas premisas, afirmo que el Partido Popular y su gobierno nos están retrotrayendo al siglo pasado. Y lo digo por las leyes que están aprobando y las actitudes que están tomando, no por cuestiones de mera opinión.
Y si no, fíjense ustedes en estos puntos :
- Ley LOMCE, conocida como ley Wert. Una ley que, además de reducir considerablemente recursos, pretende que volvamos a tiempos pasados. Por ejemplo, haciendo que la Religión –a pesar de que la Constitución hable de Estado Aconfesional— vuelva a contar como nota en el currículo de los alumnos. O permitiendo que se subvencione a los colegios que segregan a los alumnos por sexo. O haciendo que la Universidad, gracias a sus tasas actuales, sea sólo para elegidos que puedan pagarla (las tasas han llegado a subir hasta un 300%). O proclamando una guerra de lenguas donde no la había. O haciendo que el nombramiento del director de los colegios lo nombren fuera de la Comunidad Escolar. Un retroceso que nos transporta claramente al siglo pasado.
- La ley del aborto. Aquí la cosa queda muy clara. Hay una lucha en el gobierno y son tres las posiciones. Las tres están de acuerdo con cargarse la ley de plazos existente. Hay gente del gobierno que defiende, junto a las tesis más extremas y acordes con la Iglesia Católica, la penalización del aborto, en cualquier supuesto, lo que nos llevaría directamente a la época franquista. Otra posición pepera es volver a la ley de 1985. Y la tercera es una intermedia por la cual, se volvería a la de 1985 pero admitiendo como penalizado el aborto por malformación del feto, lo que nos llevaría a antes de 1985. En cualquier caso, una ley que nos aleja de los países de nuestro entorno y nos aproxima a las tesis de la Conferencia Episcopal. Un retroceso de treinta años o más.
- Una reforma laboral que ha precarizado aún más empleo y que ha rebajado y facilitado de tal manera el despido, que nos deja sin protección y sin gran parte de los derechos que los trabajadores conseguimos durante los últimos cuarenta años. Elaborada al dictado de la CEOE por la ministra que ha sido nombrada hada madrina –cuando debería ser bruja maligna— y cuyo único mérito es pedir ayuda a la Virgen del Rocío.
- A esto podemos sumar su afán totalitario por hacerse con el control de las instancias judiciales (CGPJ y TS), por evitar cualquier tipo de protesta o crítica, aunque sea a palos; por comparecencias en plasma y/o que no admiten preguntas de los periodistas. Por ninguneo de la oposición, aplicando el rodillo de manera lacerante. Por desoír cualquier tipo de participación ciudadana, incluidas las constitucionales como las ILP.
- A los puntos anteriores, añadamos que la Sanidad Pública ha dejado de ser gratuita y universal (en Madrid puede que a medio plazo deje de ser pública, también, si no lo evitamos), que los débiles son desahuciados y sufren el olvido del Estado, que los enfermos y desvalidos se han quedado sin ayudas públicas, que la corrupción corroe a los populares, que…
Es momento de seguir, fortalecer y aumentar nuestras quejas y manifestaciones. Ni un paso atrás o nos arrepentiremos. Este gobierno debe ser contestado y criticado mientras no gire el rumbo. Y no sólo en economía, porque si no, a los más de seis millones de parados deberemos sumar cuarenta y seis millones de ciudadanos maltratados y convertidos en súbditos. Y eso, ya muchos lo hemos sufrido en sus gloriosos tiempos imperiales.
Salud y República
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